


BE PROG ECHA A RODAR





Saltaron a la palestra con «Kintsugi», pegadiza y bailable con una base rítmica que recuerda mucho a la escena que se lleva fraguando desde hace unos años con bandas como Leprous o mismo Riverside. «Drenched» y «Closer», dos joyitas de su penúltimo trabajo, pusieron más carne en el asador. Las complejas secciones instrumentales tampoco se quedaron atrás, fueron desplegándose una tras otras, como las que abren el tema «Parallel Lines» o «Glitch» dando prueba de por qué Kingcrow es una banda en clara progresión a la que debemos tener en cuenta. Su potencial melódico reluce con una simpleza y naturalidad atroz, tanto que es imposible que esta propuesta no guste y atrape al oyente. Los compases finales tuvieron como protagonistas a «The Moth», un tema convertido ya en clásico de la banda y «Hopium» otra delicia como guinda al pastel a un setlist eficaz y sólido.






A eso de las 19:00 Pure Reason Revolution brillaron con su fina y elegante propuesta musical que combina elementos del rock progresivo, del rock alternativo, del britpop y del synthpop, entre otros. «Silent Genesis» fue el tema elegido para la apertura cuyas texturas rítmicas, por hacer una analogía con algo de producto nacional, nos recuerda a Toundra pero con un broche estilístico mas variado y variopinto. En su base a las teclas uno siente el peso de una banda mítica como Eloy pero sobretodo de la faceta creativa y experimental de Kraftwerk, ambos, por cierto, de procedencia germana. Con la tarde ya transcurrida y sintiendo el peso del sol ya algo menguado sonó «Dead Butterfly». Inicio lento hasta que estalla la mecha con un riffeo arenoso que lleva el tema hacia lo excitante. El clímax lo alcanzan con un estribillo pop que no dejarás de tararear largo tiempo, y es que nadie les puede negar frescura y marcha en sus directos.

Los británicos tiraron del baúl de los recuerdos con «The Bright Ambassadors of Morning» perteneciente a su álbum debut que roza las dos décadas desde su lanzamiento. Aquí explota uno de sus recursos más característicos: las capas vocales. Su peso es total para dejar paso a unas progresiones puramente instrumentales. ¡Me olvidaba! Aquí también hay algo de psicodelia y de space rock conjugando y enriqueciendo todavía más sus composiciones.
Superando el ecuador «Ghost & Typhoons» aunó en un todo un cuadro pictórico que sintetiza la madurez y evolución de los británicos desde sus inicios allá por el 2004 hasta nuestros días. Por otra parte no deja de extrañarnos que no interpretaran ningún tema de su reciente álbum «Coming Up to Consciousness». Cosa de los lanzamientos discográficos en plena gira… Finalmente cerraron con «Deus Ex Machina» y «Avo». Ambos con rasgos futuristas y experimentales por el uso maquiavélico del sintetizador y que comparten como seña identitaria pertenecer a «Amor Vincit Omnia», un disco que marcó un salto cualitativo destacable para la banda. De esta forma cerraban los británicos con un aroma completamente distinto a lo que estaba por venir con sus coterráneos Haken.




