Pocos municipios a lo largo de la península pueden presumir de tanta oferta musical de calidad dentro del metal como Vigo y Mos. La noche de este pasado viernes 5 de septiembre en la Sala Rebullón, el enésimo ejemplo en los últimos años, quedará inmortalizado una vez más en el ideario colectivo. Y es que Evergrey, Vio-Lence, Exhorder, Mercenary, Hartmann o Brainstorm son algunos de los grandes nombres que pisaron nuestras inhóspitas tierras en los últimos tiempos.
Ya meses atrás, en el momento de su anuncio se levantó una intensa polvareda en redes sociales ante la inesperada confirmación de una banda mítica de la repercusión de Flotsam and Jetsam. No es para menos, pues los norteamericanos con más de 40 años en la escena thrash y con 15 álbumes a sus espaldas son unos de los grandes valedores del thrash clásico hasta nuestros días. Pocas bandas pueden jactarse de tan dilatado periplo.
Cuando hay un fregado gordo de este nivel sabes casi seguro que detrás estarán ITP Promotions y Suspiria Records. Ellos fueron los encargados de organizar toda la gira de Flotsam and Jetsam por España. Cinco fechas en cinco ciudades en las que les acompañaron los australianos Hidden Intent y los gallegos Raze. No obstante, para el show de Mos contaron con Northslave en lugar de Raze.
La exigente responsabilidad de abrir la tan esperada cita recayó en los ya mencionados Northslave. Los santiagueses calentaron motores con su crossover metal que bebe del groove y en menor medida del thrash metal y otros subgéneros afines. El sonido siempre tan preciso de la Rebullón – posiblemente el mejor sonido de toda Galicia – destacó por su nitidez a la hora de saborear las distintas capas sonoras. Que las bandas teloneras suenen a este nivel es la razón por la que en su mayoría se pelean por subir a sus escenarios.





Desde meses atrás, muchos dudamos de la presencia de los gallegos debido a la lesión de su baterista Javier Gestal. De hecho no se deshizo de la escayola de su pierna hasta pocas semanas antes de esta cita. Pero como si nada arrancaron con «We Are Here!». Riffs lentos y sucios a medio camino entre los Sepultura y Celtic Frost modernizados con el toque personal de Northslave. El público, por su parte, cumplió asegurando una muy buena afluencia durante el primer match ball de la noche.
Pero no solo en afluencia, sino que también cumplieron en participación. Pues en «Memories», uno de sus temas estrella y cercano al metal alternativo, el meneó de cervicales se contaba por mayoría. Y es que Northslave es una banda muy querida en Vigo, consiguiendo en apenas 5 años de existencia y poco a poco un grupo fiel de seguidores a lo largo y ancho de tierras gallegas.



Prosiguieron con «Hasta el Final», único tema cantado en castellano y que muestra influencias de referentes del groove nacional como Hamlet para cerrar con «Remember», que destaca por sus riffs maquiavélicos y sus rítmicas machaconas. Su tema más reconocido y posiblemente el que mejor resume la esencia de los santiagueses.
Con la Sala Rebullón completamente llena saltaron, o mejor diré asaltaron, el escenario los australianos Hidden Intent. Desde la isla de los koalas y los canguros, el power trío descargó todo su crossover thrash. Un crossover que destaca por su virtuosismo, sus múltiples cambios y su amplia gama técnica. Una propuesta personal y con seña de identidad propia.
Sin miramientos y con pasmosa tranquilidad tres chavales se bastaron para detonar una bomba musical con una intensidad en directo que hacía mucho que no vivía Mos. Pero la intensidad convive con riffs lentos y machacones. Prueba de ello su tema apertura «Ruin», cuyo groove inicial a punto estuvo de dislocar varios pescuezos a escasos minutos de comenzado su show.










Más zapatilla y cardio con «Dead End Destiny» y «Breaking Point». Subidas y bajadas de precisión quirúrgica convivieron con unos soleos más propios de guitarristas shred, deslumbrando a los allí presentes con un dominio instrumental sobresaliente. En cuanto al sonido simplemente fue perfecto, de lo mejor que haya escuchado jamás en la Rebullón. La nitidez era tal que el bajo se apreciaba y distinguía a la perfección. La prueba del algodón más letal.
Su setlist continuó con un par de temas de su reciente nuevo álbum, «Terrorform», uno de los más esperados trabajos de crossover thrash que se hayan lanzado en este 2025. «Behind the Mask» fue una de las seleccionadas, mostrando una riqueza compositiva todavía más depurada. Insisto en la tremeda dificultad de las secciones rítmicas, especialmente de batería, y los arreglos de guitarra.





Otro trallazo infaltable y que además cuenta con la colaboración de Guillermo Izquierdo de Angelus Apatrida es «Terrorform». Mucho elemento groove a las seis cuerdas con infinidad de recursos como el palm mute, el tapping, armónicas, etc. Una auténtica delicia la de los australianos que además de alcanzar la perfección en sonido y ejecución dejaron el listón por las nubes. Cerraron con uno de sus temas más reconocidos, «Addicted to Thrash», sellando un juego, set y partido en toda regla. ¡Qué bolazo señoras y señores!
A ratos, y que me perdonen los Flotsam and Jetsam, el show de Hidden Intent estuvo al nivel de los propios cabezas de cartel. Una banda que demostró sobre las tablas su enorme bagaje, a pesar de su edad, y la experiencia que te da el girar por todo el mundo en grandes escenarios y festivales. Sin duda la sorpresa de la noche. Pero no cantemos victoria, porque los norteamericanos vinieron a defender su status.
El momento que llevábamos esperando al fin se iba a hacer realidad. Los legendarios Flotsam and Jetsam, con Eric Knutson y Michael Gilbert como únicos supervivientes desde los 80s, subieron a los alto de Mos y de la Sala Rebullón para desplegar todo su arsenal discográfico, tanto de clásicos como de álbumes más recientes.
Sin aparente sobreesfuerzo la voz de Knutson derrochó variados registros sin apenas despeinarse; un auténtico privilegio de la naturaleza, tanto en registro e intensidad como en versatilidad. Representar todas las etapas no está al alcance de cualquiera. Así, arrancaron con la vertiginosa «Hammerhead» de su histórico álbum debut «Doomsday for the Receiver» allá por el año 1986, unos de los mayores hitos del thrash metal norteamericano.










De la nada y en un ejercicio de repaso histórico saltaron 30 años hacia adelante para recordar su álbum homónimo «Flotsam and Jetsam». Una etapa groovero, oscura y lenta. El elegido fue «Iron Maiden» cuyo parecido con los británicos de mismo nombre no es casualidad. De nuevo sonido fidedigno, tan certero que parecías escucharlo directamente de estudio.
Otro puntal de los yanquis lo fue Ken Mary quien lanzaba las baquetas al aire y hacia todo tipo de virguerías con sus palos en un ejercicio de precisión y malabarismo. Un fuera de serie al que era imposible quitarle el ojo de encima. Además de tocar en bandas como Impelliteri, aparece en mi disco favorito de Alice Cooper, «Raise Your Fist and Yell», lo que subió mi mística personal con este aporreador de parches.
Como bombas en plena detonación y sin miramientos lanzaron dos clásicos del mítico «No Place for Disgrace». Los elegidos fueron «Dreams of Death» y «I Live You Die», Incomensurables tanto en registros vocales como en desarrollos y solos de guitarra. El dueto Michael Gilbert – Steve Conley sacó toda su magia y talento. Alejados del sonido thrash y más orientados hacia el heavy metal prosiguieron con composiciones recientes como las pegadizas «Primal» y «Demolition Man».









Personalmente uno de los momentos de la noche nos lo ofrecerían con «Suffer the Masses». Un tema que derrocha groove y gancho a través de una producción sucia cuyo timbre de Knutson te atrapa por sus reminiscencias hard rockeras. Una completa debilidad personal de una etapa noventera bastante infravalorada por su relativa adaptación a las frecuencias de la época. Todo ello, por cierto, sin abandonar su característica esencia thrash.
Enésimo homenaje a sus primeros años de carrera con «She Took an Axe». Los mosh pit se sucedieron entre aquellos más entrados en edad dispuestos en recordar las viejas tradiciones y echar el penúltimo baile de la noche. Cierre por todo lo alto con el legendario «No Place for Disgrace». Altas velocidades, agudos chillidos y furia atronadora para dejar inmortalizado en nuestros tímpanos y retinas el histórico paso de Flotsam and Jetsam por nuestras tierras.
Más de una lágrima se virtió antes y después del show por aquellos veteranos que juraban y aseguraban tener asumido que nunca verían a los norteamericanos, menos en tierras gallegas. ¿Quién se lo iba a esperar? Noche memorable, la enésima para el recuerdo en Mos, que se está convirtiendo en la sede gallega del metal extremo y del metal en general.







