Este domingo pasado 6 de abril tuvimos la visita a nuestra ciudad de los míticos del speed/power metal Scanner. Casi 40 años de carrera avalan a una reputada banda que supo dejar su merecida imprenta con el álbum debut y de culto «Hypertrace». Lanzado en el año 1988, en una época en la que muchos de los más veteranos del metal lo recordarán con una mezcla de nostalgia y juvenil vivacidad. Por lo tanto, no fue una sorpresa ver un lleno hasta las trancas en el Pub Transylvania.
Los alemanes hicieron parada en la Península con motivo del «The Cosmic Race European Tour 2025», promocionando su reciente trabajo titulado «The Cosmic Race». Esta cita se hizo más esperada todavía teniendo en cuenta el precedente de cancelación en nuestras tierras en el año 2023. Con más razón el lleno estaba más que justificado. Junto a ellos venían como apoyo Montaraz.

Los ferrolanos se encuadran en un heavy clásico en la línea de Warcry y Avalanch pero con una imagen sobre el escenario un tanto peculiar y desencajada en relación a su propuesta musical. Así, salieron completamente tapados con túnicas relacionándolos más con una banda de black metal que de heavy. Quizás sea por la temática y la lírica. Tampoco.
En cuanto a su show, resulta incómodo y violento cuando uno tiene que reseñar una actuación negativa como la vivida con Montaraz. Su vocalista, antes de que diera comienzo el show, mostró gestos de que algo fallaba en su monitor. Pero más que un problema técnico lo que hubo fue una actuación pobre y más que insuficiente en el apartado vocal. Una lástima porque instrumentalmente la propuesta mantuvo el nivel, quedando como la no consolable salvación del show.



Incidiendo en el apartado vocal el problema no fue tanto el timbre o el estilo sino el moverse en un registro que no es el suyo y no adaptar el chorro a los límites permitidos. Recordaba mucho a Víctor García, es decir, hay chance para poder subirte a un escenario pero no a estos niveles. «Vuelve» y «Quiero Vivir» sonaron de inicio ante un público indeciso e incluso preocupado. Muchos gritos y pocas entonaciones para unos temas que en estudio en cambio no suenan nada mal.
Reconozco que a pesar de todo fui tolerando y salvando el show porque todos somos humanos y malos días los tenemos cualquiera, pero la broma se volvió insalvable cuando se atrevieron a tirarse de la piscina con «Desátame» de Mónica Naranjo. No basta con no aceptar tus limitaciones sino que además te pones de tú a tú con una de las mejores voces que haya tenido nuestro país…aquí el asunto ya vistió una gravedad importante.
No obstante, instrumentalmente el concierto fue a más en pegada e intensidad, con guitarras elaboradas y una compleja y poderosa base de batería. «Mi Vieja Guitarra» y «Viaje al Fin del Tiempo» supusieron algo de lo salvable en líneas generales. Incluso en la parte lírica representan algo más elaborado de lo habitual. El final con «Voy a Mil» de Olé Olé trajo el enésimo puntapié. Un tortazo a mano abierta cuando parecían asomarse los primeros brotes verdes. ¡Vamos Scanner! Calienta que sales.
La subida al escenario de los míticos Scanner se vivió como una cuestión de supervivencia, de vida o muerte. Los alemanes capitaneados por Axel Julius, líder y único superviviente de la formación original, se encargaron de lavarnos la cara y limpiarnos los oídos. La cara y la cruz. Además con su parada en Vigo se daba por cerrada su gira por España.
Como un huracán arrancaron Scanner con «The Earth Song», comandados por un Axel Julius que ya de primeras mostraba sus credenciales como guitarrista shred y virtuoso. Portaba junto a él una preciosa y espectacular Ibáñez blanca JEM7VP-WH como la de Steve Vai. Con semejante arma de guerra uno va con mucha presión pero con algo más de seguridad a la batalla.




La presencia del quinteto en el escenario fue demoledora, bajo un colorido instrumental tan original como peculiar. Así el trío de hachas vestidas de blanco, amarillo y naranja chillón cegaron de vista y oído a los allí presentes. El setlist combinó de manera equilibrada y astuta temas de su etapa inicial y emblemática con otros de fabricación reciente. Así, en la primera mitad sonaron «The Judgement», «Warriors of the Light» o «Wonder» de su última etapa junto a clásicos de finales de los 80s como «Not Alone» y «R.M.U.».
Un repertorio que contentaba a todos y que atestiguó en Vigo que Scanner, con Axel Julius como líder y capitán, todavía tienen cuerda para rato. No obstante, a pesar de su status ganado a través de los años no mostró ni un ápice de superioridad moral, dejando el escenario para lucimiento colectivo y general. Sus cuatro escuderos compartieron protagonismo entre ellos en una prueba de que Scanner no es proyecto solista sino banda como tal.
Para la segunda mitad del show enfundaron un repertorio con preferentemente temas clásicos. Del mítico «Hypertrace» sonaron «Terrion» y «Warp7», en un viaje nostálgico a los años finales de la década de los 80s y un power clásico en su génesis más primigenia. Una época de bullicio donde Alemania fue la capital de esa rama llamada speed metal y que acabaría por bautizar el power metal.










Es por ello que la presencia de Scanner, uno de los padres del género, en el Pub Transylvania de Vigo podría ser considerado como histórico. Su brillante directo se completó con temas de sus últimos trabajos como «Rubberman», «Eutopia» y «Scanner’s Law» en el enésimo destello de grandilocuencia sobre las tablas y de complicidad ante un público desatado. Muchos habrán hecho kms desde puntos recónditos de la Península, más si cabe tras la anterior cancelación de su tour nacional hace un par de años.
Para el final y como postre de degustación se guardaron dos de sus composiciones más reconocidas: «Buy or Die» ejecutada con garra y furia germánica y «Across the Universe» dejando testimonio de su pasión por todo lo que tiene que ver con las historias galácticas y la ciencia ficción.
Scanner dictaron sentencia en su final de gira europea gracias a su peculiar propuesta que abarca epicidad con temática futurista. Muchos veteranos de guerra se quitaron la espina para rememorar y recordar los fructíferos años de los 80s y 90s en materia power metal. Sin duda, fue una noche de domingo para el recuerdo. La mejor manera de despedir la semana.