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The Halo Effect – March of the Unheard (2025)

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The Halo Effect, la formación sueca de death metal melódico, nos saluda al comenzar el nuevo año con «March of the Unheard». Desde su concepción, la banda generó una gran expectación, como un faro que atrae a los navegantes en la noche, gracias a la presencia de exmiembros de In Flames, figuras clave que esculpieron el sonido de Gotemburgo. Mikael Stanne (voz, también vocalista de Dark Tranquillity), Jesper Strömblad (guitarra), Niclas Engelin (guitarra), Peter Iwers (bajo) y Daniel Svensson (batería) conforman este elenco de veteranos, cuyos nombres hacían confiar en un retorno que se consumó con su álbum debut.

Sus influencias son claras, casi un homenaje reverente al sonido de la escena de Gotemburgo de los 90, donde bandas como In Flames (especialmente su etapa inicial, con álbumes como «The Jester Race», «Whoracle», «Colony» y «Clayman»), Dark Tranquillity y At the Gates tuvieron un papel protagonista. Se percibe la melodía característica del género, con riffs de guitarra que te envuelven como una densa niebla, armonías duales que se entrelazan como dos serpientes y la voz gutural pero inteligible de Mikael Stanne, que ocasionalmente se abre paso a través de otras limpias, añadiendo una capa de emotividad a las composiciones.

Lanzado a través de Nuclear Blast, «March of the Unheard» se presenta como una evolución natural de «Days of the Lost», con una producción –a cargo de Oscar Nilsson– moderna y definida que permite que cada instrumento respire y se distinga en la mezcla. Las guitarras poseen un sonido grueso y con cuerpo, con el característico tono melódico, pero con una claridad y un punch contemporáneos. La batería suena orgánica pero precisa, encontrando un equilibrio entre la potencia del metal moderno y la calidez analógica. Se ha expandido el uso de melodías, añadiendo capas de teclado y partes orquestadas en algunas composiciones, lo que les confiere un carácter dinámico y profundo. La grabación misma se realizó con una combinación de tecnología moderna y equipamiento vintage, buscando un sonido que honre la tradición de la escena, pero que también mire hacia la actualidad, como un árbol que hunde sus raíces en la tierra mientras extiende sus ramas hacia el cielo.

Sin embargo, a pesar de sus virtudes, «March of the Unheard» adolece de una cierta falta de innovación. Si bien captura la esencia del sonido de Gotemburgo, no se aventura lo suficiente fuera de sus límites, lo que podría decepcionar a aquellos que esperaban una propuesta más audaz. Este apego a las raíces se manifiesta en las similitudes con trabajos anteriores de In Flames, con algunos riffs o estructuras que recuerdan a los de la banda madre. Si bien esto puede verse como un homenaje o un guiño a su pasado, también se siente como una repetición de fórmulas ya conocidas. No se exige una revolución completa, pero un mayor atrevimiento compositivo habría aportado mayor valía al resultado final.

A pesar de ello, The Halo Effect logra insuflar cierta frescura en algunos momentos. Las composiciones son muy profesionales, con momentos de agresividad que rugen como un volcán, pasajes melódicos que fluyen como un río tranquilo y atmósferas oscuras y melancólicas que envuelven como el manto de la noche. Todo ello muestra una madurez que solo se adquiere con décadas de experiencia. Se pueden destacar temas como «Conspire to Deceive» y «Detonate», ejemplos de ritmos acelerados y su agresividad clásica, mientras que «Forever Astray» y «Between Directions» muestran una faceta más melancólica y melódica con el uso de voces limpias y arreglos orquestales. «Our Channel to the Darkness» comienza con una introducción acústica y se transforma en una pieza épica, mientras que «Cruel Perception» añade arpegios de guitarra que aportan profundidad. «What We Become» explora cómo las emociones pueden transformar nuestra esencia a través de la depresión y la inseguridad, mostrando que las letras también se adentran en terrenos emocionales y existenciales.

En resumen, March of the Unheard es un álbum que puede complacer a aquellos que se quieran acercar a músicos que son máximos exponentes del death metal melódico, especialmente a aquellos que quieran explorar el sonido de Gotemburgo en la actualidad. Sin embargo, adolece de una excesiva repetición de esquemas ya explorados en su anterior trabajo. Como consecuencia, pierde parte de la frescura y el impacto inicial, pudiendo dejar al oyente con la sensación de que falta un punto de atrevimiento. Suena bien, las composiciones tienen calidad y la producción es fabulosa, pero con la experiencia que acumulan se les presupone una mayor atención a los detalles y un mayor riesgo. Es un álbum disfrutable, sin duda, pero no alcanza la brillantez de «Days of the Lost».

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