Parece evidente que Björn Strid es un músico inquieto y con influencias muy diversas. Solo así se entiende que quien ha estado militando en bandas como Soilwork haya decidido hace ya más de 15 años crear un proyecto como The Night Flight Orchestra. Para quienes no los conozcan, decirles que la música en este proyecto bebe del AOR, la música disco, algo de synthpop y puntuales retazos de hard rock. Una coctelera cuyos elementos contenidos son herencia de las décadas de los 70 y los 80.
Sea como fuere, The Night Flight Orchestra ha dejado de ser un capricho para convertirse en una banda con una propuesta seria, coherente, vistosa, y con siete álbumes de estudio a sus espaldas. El último de ellos, Give Us the Moon, es otra exhibición melódica con una producción moderna que homenajea los sonidos anteriormente descritos.
La propuesta se mantiene fiel a la temática aérea que siempre ha caracterizado al grupo. Eso sí, en combinación con otras que tienen que ver con el amor, la búsqueda de la felicidad o la nostalgia. Se pueden apreciar guiños a bandas como Journey, Toto o Boston, con arreglos orquestales y coros potentes, aportados por Anna Brygard y Åsa Lundman.
Canciones como «Stratus» y «Shooting Velvet» son ejemplos de cómo la banda sabe mezclar riffs y solos enérgicos con arreglos de teclado que recuerdan a la época dorada del AOR. Pero la retahíla de composiciones memorables no termina ahí, ya que «Like the Beating of a Heart», con ese halo discotequero, aporta una intensidad melancólica en un tempo más comedido.
Por su parte, «Paloma» destaca por su atmósfera contenida y por contar una historia basada en hechos reales, en la cual una azafata, al parecer, ha vivido una historia de amor un tanto tormentosa. Otro de los cortes destacados es el tema homónimo, que si bien porta cierta sencillez melódica, el estribillo resulta magistralmente ideado. En cuanto a «Way to Spend the Night», se trata de uno de los cortes más acelerados de la obra, mientras ese final protagonizado por «Stewardess, Empress, Hot Mess (And the Captain of Pain)» explora todos los puntos fuertes de su propuesta musical.
Cabe decir que las voces de Björn Strid, conocidas por su potencia en Soilwork, aquí se adaptan a un registro más melódico que le va como anillo al dedo. Además, su versatilidad se ve potenciada por los coros de las ya citadas Anna y Åsa.
No sabría decir si esta nueva entrega está a la altura del inspiradísimo Aeromantic II de 2021, pues creo que las sucesivas escuchas irán dictando sentencia. Sin embargo, todo el contenido está muy cuidado, hay un gusto exquisito en la creación de melodías y en la producción, por lo que la calidad está completamente asegurada. Sin entrar en comparaciones, estamos ante uno de los álbumes más destacados de este inicio de 2025.
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Reseña que suscribo palabra por palabra. Esa mezcla es única, y la hacen de forma exquisita. Sin duda, un álbum destacado de principios de este año, pero para mí será destacado de 2025. Máxima nota. Trabajo para recordar.